Febrero,
Kempten, suroeste de Alemania. Para nosotros era la segunda
reunión-intercambio de este segundo año de nuestro proyecto Comenius.
Dos profesoras y dos alumnos volamos desde Alicante a Munich. Allí nos
reunimos con nuestros colegas ingleses: cuatro profesores y seis
alumnos. Juntos emprendimos el complicado reto de llegar a Kempten. Con
tanta gente y tanta maleta, en uno de los trasbordos tres de los
profesores ingleses se quedaron dentro del vagón del metro. Tras el
estupor de ver sus caras alejarse de nosotros, nos dimos cuenta de que,
efectivamente, no hay mal que por bien no venga, ya que James (el único
profesor inglés que había con nosotros) se dio cuenta de que se había
dejado su mochila con su pasaporte dentro de ese vagón, llamó a sus
compañeros y pudo recuperarlo a su vuelta.
Ya en Kempten Rocío y José Ángel se fueron
con Marion y Andreas, sus anfitriones, con quienes pasaron el "finde"
visitando los lugares más emblemáticos y, afortunados ellos, incluso la
ciudad de Munich. Los profesores aprovechamos el sábado para conocer la
ciudad bávara con una guía estupenda (docente de profesión también) que
nos mostró el caso antiguo de la ciudad, el antiguo ayuntamiento, la
iglesia de Santa María y el Palacio del Príncipe Abad. Kempten es una
ciudad bonita, con calles empedradas y edificios singulares en ningún
momento rompen la estética medieval. Por la tarde un colega alemán,
doctor en teología por una universidad inglesa, nos enseñó los lugares
secretos de la Basílica de San Lorenzo a los que
muy pocos tienen acceso. Antes de cenar nos llevaron a una "bodega" de
quesos donde nos explicaron el proceso de elaboración y conservación y
aprendimos que para aquellos alérgicos a la lactosa de la leche y sus
derivados, ésta debe provenir de vacas con cuernos para que no resulte
alergénica. Da gusto aprender algo nuevo, verdad?

El domingo estuvimos en los Alpes. Tras
coger un funicular, dimos un maravilloso paseo por un paisaje
absolutamente bucólico para nosotros hasta un refugio de montaña situado
a 1500 m de altitud, donde disfrutamos una vez más de la gastronomía
típica del lugar. Por la tarde visitamos una fábrica de cerveza y nos
explicaron todo el proceso de su elaboración.
El lunes nos reunimos con nuestros alumnos en
la escuela alemana "Staatliche Fachoberschule und Berufsoberschule".
Durante la mañana visitamos el centro y asistimos a varias clases de
inglés en las que presentamos nuestro país y nuestra región al alumnado
alemán. Rocío y José Ángel también les hablaron de sus actividades
diarias. Tenemos que decir que se asombraron al ver las fotografías de
la Región y muchos aseguraron que nos visitarían. A la hora de comer los
profesores tomamos algo en el hotel y nos reunimos para organizar las
actividades a realizar en esta última etapa de nuestro proyecto
conjunto. Por la tarde el director de la escuela nos invitó a dar un
paseo en trineo por los bosques locales. ¡Inolvidable! ¡Qué paisaje!
¡Qué sensaciones! El martes de nuevo pasamos el día en la escuela. Los
alumnos estuvieron trabajando en un diccionario "lexicon" con
vocabulario en las cinco lenguas del proyecto: alemán, francés, búlgaro,
inglés y español. Los profesores dedicamos unas horas a preparar
detalles del próximo proyecto que hemos solicitado y que coordinaremos
desde Murcia de sernos concedido. A mediodía tuvo lugar una comida
internacional a la que cada escuela aportó productos típicos de su zona.
Los alumnos de cada una se encargaron de explicar en qué consistía cada
plato. Por la tarde, mientras dábamos un paseo por la ciudad camino de
un restaurante, nos sorprendieron (a propósito, claro) tres caballeros
vestidos con los trajes típicos de Bavaria que tocaban unos larguísimos
instrumentos musicales que nos record aron
a los que se tocan en nuestras procesiones de Semana Santa. Tras en mini
concierto al aire libre con copos de nieve incluidos, fuimos al un
restaurante típico donde nos deleitaron con música y danzas típicas.
Allí descubrimos que el típico sombrero bávaro no lleva plumas, sino
pelo de la espalda de una cabra montesa, carísimo por cierto.
El miércoles, tan sólo unas horas después, a
la 5 de la mañana, partimos hacia Munich y de allí de nuevo a Alicante.
Desandamos nuestros pasos para volver a casa, pero esta vez más
cargados: con un montón de vivencias y la agradable sensación de haber
dejado también una parte de nosotros allí. Ahora Kempten y Murcia están
más cerca gracias a nuestro proyecto Comenius "Knowing Me, Knowing You,
Europeans All".

 
Begoña Toro Velasco
Coordinadora del Proyecto Comenius |